Al llegar el mes de septiembre finalizan las vacaciones escolares y muchas familias viven el desafío de la vuelta al cole. Un regreso a la rutina en la que hay que poner de nuevo las neuronas en marcha después del largo descanso veraniego y hacer que se amolden a clases, deberes, horas de estudio y demás actividades que impone el curso escolar.
Si a los adultos nos cuesta arrancar de nuevo, no es de extrañar que los niños sufran cierto nerviosismo y ansiedad cuando les toca volver al colegio. Sueño intranquilo y falta de apetito suelen delatar su malestar. Por suerte, en una o dos semanas la mayoría se adaptan a la normalidad, siempre y cuando el ambiente escolar y el familiar sean adecuados.
IMPLANTAR HORARIOS
El primer punto sobre el que hay que hacer hincapié es en la necesidad de volver a instaurar hábitos y horarios para dar orden a la vida de los pequeños, algo que hay que poner en marcha unos días antes de que llegue el primer día de clase y, a poder ser, de muto acuerdo.
La hora de irse a al cama trae de cabeza a muchos papás. Puede ser útil acostar a los pequeños de la casa cada día un poco antes, para que cuando empiece el cole se levanten por la mañana con el tiempo necesario para desayunar, a poder ser, acompañados de sus padres.
Tenga en cuanta que los niños en edad escolar necesitan dormir bien, entre 9 y 11 horas, para estar descansados y aprovechar el día.
ALIMENTACIÓN SANA Y EQUILIBRADA
Y la única manera de que el cuerpo disfrute de todo el «combustible» que necesita para mantener «despiertas las neuronas» y crecer sano y fuerte es ofrecerle una alimentación sana, variada y equilibrada, en la que tenga cabida de todo pero con moderación. Gracias a ella, el cuerpo tendrá a su disposición todos los nutrientes que necesita para funcionar como un reloj, como vitaminas esenciales como las del grupo B y minerales como el calcio.
OTRAS RECOMENDACIONES
Para ayudar a mantener en forma cuerpo y mente, la actividad física ha de formar parte de la vida cotidiana de los niños. El deporte es salud pero no es necesario llegar a competir: el juego es una parte fundamental del desarrollo.
Buscar espacios para la lectura y no dejar que la televisión, los videojuegos y las nuevas tecnologías consuman todo su tiempo libre.
No se olvide de informar al colegio si el niño tiene una enfermedad crónica, como asma o celiaquía, o algún problema en su desarrollo, como hiperactividad o problemas de lenguaje, Con la información adecuada, los profesores podrán, en unos casos, actuar ante cualquier emergencia y sobre todo saber evitarlas y, en otros, amoldar el aprendizaje a las capacidades de los niños.
Fuente: El periódico de la farmacia.