¿Por qué es necesario enseñar Inteligencia Emocional a los niños?

Los cimientos para construir las habilidades, que en su conjunto denominamos Inteligencia emocional, se construyen mayormente en la infancia. Durante este período el cerebro de los niños y niñas es muy moldeable, por  lo que la configuración de sus circuitos cerebrales se construye, en gran parte, en función de las experiencias diarias.

Goleman, haciendo referencia a esta plasticidad en la construcción de circuitos cerebrales emocionales y sociales relata lo siguiente «por ejemplo, los niños que han sido bien educados y cuyos padres les ayudan a tranquilizarse cuando están nerviosos parecen desarrollar mayor fortaleza en los circuitos cerebrales para dominar la angustia; si sus padres no les atienden es más probable que actúen siguiendo impulsos agresivos o que tengan problemas para tranquilizarse cuando estén alterados».  Así, los educadores/as emocionalmente competentes (madres, padres profesores/as, etc. ) proporcionan la base segura sobre la que el niño pueda dirigirse y relacionarse con el mundo.

Existen numerosos estudios que muestran que las notas académicas de los alumnos que han seguido un programa de entrenamiento en Inteligencia Emocional mejoran. Además sus calificaciones resultaron en estas experiencias, más elevadas que las de los niños que no se habían beneficiado de estos programas. Por tanto, parece que enseñarles a manejar sus emociones les convierte también en estudiantes de mayor éxito. Un añadido más a todos los beneficios que este tipo de educación puede aportarle en su vida diaria. La explicación de las consecuencias positivas de la Inteligencia Emocional en la vida académica se explica, no solo por el aprendizaje social y emocional, sino también por el impacto que esto causa en sus circuitos neuronales.

 

Fuente: Caip FormaciónIntensivo San Juan de la Cruz definitivo